Vivimos tiempos inciertos.
No sabemos casi nada.
No conocemos de donde ha salido ese dichoso virus, ni cómo funciona, ni cómo ni cuándo lo vamos a parar (o más bien,probablemente parará él solo).
No sabemos hasta cuándo va a durar esta situación de confinamiento, que en un primer momento nos hizo parar y mirar un poco hacia dentro, dedicarnos más tiempo y enseñarnos las cosas que en realidad son importantes, pero que ya empieza a pesar.
No sabemos qué va a pasar con nuestro futuro, hablan los políticos de volver a una “nueva” normalidad… (qué miedo)
Desde luego , la economía pinta muy negra, al menos para la mayoría de los mortales.
No recuerdo otra situación de incertidumbre tan potente como esta.Solo la Tierra parece estar contenta con este parar nuestro.
El cielo está limpio, ningún avión deja su estela, las aguas, transparentes, los árboles y las plantas brotan esplendorosos en esta primavera silenciosa, y hasta los animales se atreven a recuperar territorios perdidos volviendo a correr por las ciudades desiertas.
Menos mal, algo para alegrarse entre tanta oscuridad…
Pero saldremos adelante, el hombre ha salido de tantos desastres y tantas veces se ha tenido que adaptar…
Tengo la esperanza de que nos hayamos dado cuenta de cosas en este proceso y de que no volveremos a repetir viejos errores que nos llevaron a la situación en que estábamos antes de todo esto.
Necesitamos mucho menos para vivir, no hay que “sangrar “al planeta porque quizás esto ha sido un aviso para que mantengamos el equilibrio.
Y este equilibrio lo tenemos que mantener entre nosotros también con la solidaridad.
No podemos seguir manteniendo tanta desigualdad.
Todos estamos en el mismo barco!!